lunes, 8 de noviembre de 2010 | By: Circleliteratus

Gesualdo Bufalino...

Lo más que me apasiona de él, su tibia y tierna ironía, su despertar "tardío" a todos nosotros, los huérfanos de él... pero desatado el torrente de su humildad arribó calle adentro en todas las esperanzas dormidas de los que sedientos lo esperamos, dio y ya no nos dará más, como siempre la muerte haciendo de las suyas... un fugaz sentido frente a un arrebato terrible!

Gesualdo, Italiano y dedicado a las letras... nos corroboró tarde su existencia, a los 51 años nos tira con "La Perorata del Apestado", basado en sus propias vivencias, con ésta se gano el galardón más prestigioso de Italia... Campiello. Le siguió Museo de Sombras, Argos el Cielo, El Hombre Invadido, Las Mentiras de la Noche (también galardonada)... su poemario "La Miel Amarga"... en fin, codeándose en su prestigio con figuras como Proust, Joyce, Borges... cumplió su misión... y entonces...un accidente automovilístico...

Aquí les dejo con esto, uno de mis favoritos... traducción de Rodolfo Alonso...

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Nacer es humano, perseverar es diabólico.

La mitad de mí no soporta a la otra y busca aliados.

Escribo porque tengo miedo. Cavo trincheras de palabras donde esconder la cabeza.

He aprendido a no robar escuchando a Mozart.

El suicidio como autarquía, hágalo usted mismo...

"Una biblioteca –dijo Ralph Waldo Emerson–, es un harén." ¿Y si fuera un polvorín?

Muchos muertos son suicidas disfrazados.

Este luctuoso lujo de ser sicilianos.

Vivo dentro de mí como un dedo en un guante demasiado largo.

Ningún abismo de depravación existe donde no vacile en deslizarse la mente de un tímido.

"Conócete a ti mismo", dijo el filósofo. ¡Si será loco!

No esperen demasiado de la muerte. Puede ser un caballo de Troya.

Cada uno sueña los sueños que se merece.

Dios es mejor de lo que parece, la Creación no le hace justicia.

Después de la lluvia la tierra, como una muchacha un sombrero de paja azul, se ha puesto el cielo sobre la cabeza.

Escondido detrás de mi cara de viejo, con qué júbilo oculto siento dentro de mí una joven fuente cantar.

¿Todo gratis? ¿No se paga nada por mirarte?

Somos rehenes de uno que cada día aumenta el precio del rescate.

Morir es una descortesía de la cual, si pudiera, el difunto se ruborizaría.

El silencio ha sido en el fondo una inevitable profilaxis.

El traductor es evidentemente el único auténtico lector de un texto. Por cierto más que cualquier crítico, quizá más que el propio autor. Porque de un texto el crítico es solamente el cortejante ocasional, el autor el padre y el marido, mientras que el traductor es el amante.

Menos creo en Dios más hablo de él.

En un mundo de inercias contradecirse resulta el único movimiento.

No tengo certezas, la certeza es enemiga envidiosa de la verdad.

Los hombres: probablemente las lombrices solitarias de la tierra.

Todo público recitador de versos es un reo confeso.

Tu indiferencia me adula.

Hubo en un tiempo una civilización del amor de la cual el siglo xx no contempla sino las ruinas.

Dios violentó a la Eternidad: nació un fruto de la culpa y fue el Tiempo.

Otoño, estación desleal.

La agonía de un lugar, de un objeto es más triste que la de un hombre.

Usurero de mí mismo.

Como todos los arrepentidos hablo, hablo de más, no la termino nunca.

He vivido por años como un país invadido: un poco rebelándome, un poco pactando...

Vivir de incógnito, como Dios.

Dicen que el hombre de Neanderthal murió porque no sabía hablar. Nosotros moriremos por no haber sabido callar.

¿Cómo se hace para amarse viviendo con uno mismo veinticuatro horas sobre veinticuatro?

Amplias frentes deshabitadas.

¿Hacerme confesor o sacerdote de los hombres? Non sum dignus.

La ironía de Dios. Sólo a un Dios irónico sabría rezar.

La fama es la gloria vendida como saldo, con los descuentos de fin de temporada.

Grito, es verdad, pero a flor de labios.

En tiempos de la "fea" epoque nadie sabía que un día iban a llamarla "Belle". Es improbable, pero quien sabe si no deba ocurrir lo mismo con nuestro tiempo.

Como me gustaría, este libro, si no lo hubiese escrito yo.


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