domingo, 7 de junio de 2015 | By: Circleliteratus

A María Antonia Segarra


Sus dedos presionan la goma del tintero
que tiñe de azul aquella idea que hace poesía.
Sus dos diamantes hacen descender rocíos
de la melancolía que habita en su alma,
y sus labios cantan los versos que admira la muerte.
Mis ojos, muy escondidos te admiran
cada vez que sentada allí construyes tu mundo,
y con tanto amor quedo envuelta
en el dulce cantar de tu poesía.
Mi herencia en vano no es.
Me enseñaste a buscar la belleza de la humanidad
y pude encontrar en los montes, libres
colores que adornan mi alma.
Eres fiera que cubres con tu pecho abrigo
la fragilidad de mi inocencia
y si de algo padeciera yo, tu pasión de madre arrancaría
las entrañas a Dios con su clamor.
Mi carácter proviene del misterio de tu corazón,
del misterio de tu mirada y
de la tempestad de tu ser.
Con mi voz brava, asciendo escenarios, y con tu drama,
que es mío también.
Ella, María Antonia Segarra

Thaís González-Peña

0 comentarios:

Publicar un comentario